Lo que no te platican de lo que realmente es congelar tus óvulos

Historia personal de Pame Clynes, nuestra fundadora.

 

A principios de este año platiqué en @peacewithpain que estaba empezando el proceso para congelar mis óvulos (babies on ice como yo le digo). Llevaba planeando hacerlo desde hace tiempo, pero la procrastinación es atractiva. Además llegó la maldita pandemia. En mi corazón creía que ya sería mamá a estas alturas, pero la realidad es que no estoy ni cerca, por lo que ya no pude esperar más. Tengo 37 años de vida, pero en los años reproductivos de la mujer una empieza a ir de bajada. Triste realidad.

 

Conocer que mi reserva ovárica es baja fue como recibir un cubetazo de agua fría. Las palabras de Carlos mi doctor (que es lo máximo), “esto lo tienes que empezar ayer”, fueron todo lo que escuché en mi primera consulta. ¿Ubican? Cuando te dicen una mala noticia, o algo que no quieres escuchar, el sonido del lenguaje se transforma en un ruido lejano.

 

Honestamente no tenía ni idea de el gran reto que iba a ser para mí. Como muchos otros temas de los que hablo de salud femenina, la criopreservación de óvulos también es algo que solemos mantener en secreto. Poco (o nada) sabemos de lo que realmente implica para el cuerpo, tanto físico, como emocional y mental, hasta que te toca vivirlo. Aunque se piense lo contrario es un procedimiento invasivo y demandante. 

 

Lo que pensaba que sería muy sencillo, algo que los ginecólogos (que no tienen especialidad en fertilidad) te platican como “son sólo dos semanas y listo”, resultó ser una prueba muy difícil que duró seis meses.

 

La verdad no me puedo quejar. Sé de muchas historias de mujeres que estuvieron años intentando o que siguen batallando. Mujeres que además de la congelación están en el proceso de fecundación in vitro sin todavía poderse embarazar. A todas ellas que tuvieron la confianza de contarme su historia, les mando todo mi amor.

 

Es un poco irónico, ¿no? La mayoría de nosotras pasamos todos nuestros veintes con la preocupación y el miedo de un embarazo, y en nuestros treintas tardíos todo lo que deseamos es que fuera tan fácil como un desliz en una borrachera. No por nada hay 48.5 millones de parejas en el mundo que experimentan infertilidad. (Reproductive Biological Endocrinology, 2015)

 

Ahora que mi cuerpo y mente están regresando a la normalidad, se me hizo importante escribir lo que viví, esperando que mi experiencia acompañe a alguien más, y también para las que lo están considerando en un futuro sepan lo que es. Ante cualquier adversidad, siempre hay un silver lining, a veces es difícil de verlo, pero ahí está, por lo que decidí hacer una lista de cada momento difícil  que pasé y simplemente enfocarme en agradecer. A final de cuentas no me arrepiento en absoluto. Aunque tuve momentos de querer tirar la toalla, la paz de eliminar la presión biológica es mágica.

 

Antes de continuar les recuerdo que cada mujer es diferente, y cada cuerpo responde de distintas maneras a las medicinas, a los tratamientos, a las hormonas, etc. Esta es mi experiencia personal. No todos los casos son iguales.

 

My Babies on Ice list!

 

 

 

 

1. Tomar la decisión de hacerlo es un gran acto de valentía

 

Hoy decido aplaudírmelo. No todas las mujeres queremos ser mamás tan chicas. Algunas buscan crecimiento profesional, otras no están en una situación económica estable. Habemos algunas que no hemos encontrado con quién hacer este proyecto de vida, o simplemente hay mujeres que no están listas todavía; que no saben si quieren tener hijos y está bien. El problema es que tenemos el tic toc biológico encima.

 

Silver lining: agradezco a la medicina y a la tecnología por su capacidad de extender nuestros años reproductivos. Reconozco la suerte y el privilegio que tengo de poder congelar mis óvulos. ¡Gracias papá!

 

2. Al ritmo del ciclo menstrual

 

En la primera consulta se hace un ultrasonido vaginal para ver cómo está el útero, el endometrio y los ovarios. A partir de ahí, el doctor pide realizar varios estudios de sangre y cultivos vaginales para tener una evaluación médica más completa. La hormona antimülleriana (AMH) es de los estudios más importantes, pues es la que mide la cantidad y calidad de tu reserva ovárica. A la par, empieza la toma diaria de algunas vitaminas y antioxidantes que ayudan a mejorar la calidad de los óvulos.

 

El próximo ciclo menstrual es el que da inicio a conocer cuantos folículos (bolsita que contiene el óvulo) hay en cada ovario. Se vuelve a realizar un ultrasonido vaginal. Dependiendo del número, se decide si se empieza con el tratamiento de hormonas sintéticas para estimular la producción de óvulos. Mínimo 10 folículos es la cantidad que se busca. Normalmente el tratamiento dura entre 10 y 14 días hasta el día de la extracción, acompañado de múltiples revisiones, ultrasonidos vaginales y análisis de sangre.

 

En resumen, el momento perfecto para congelar se mide con nuestro ciclo menstrual, por lo que si un ciclo no es bueno, hay que esperar al que sigue. Por eso el proceso es más tardado en algunas personas. El decir que el ciclo no es bueno no significa que sea algo malo. Es parte de la misma naturaleza del cuerpo. Todas las mujeres tenemos ciclos mejores que otros.

 

Silver lining: agradezco que estoy en un momento de mi vida en donde tengo el tiempo y el espacio para hacer todo esto, sin el estrés de tener que levantarme a cierta hora, ir a una oficina, o tener mucha carga de trabajo.

 

Tip: Si tienen un trabajo más demandante, o tienen que cumplir ciertos horarios, les recomiendo que hablen con su jefa o jefe. Explíquenle el proceso y pidan apoyo de la gente a su alrededor. A lo mejor pueden trabajar desde casa, pedir algunos días, o usar sus días de vacaciones. Creanme, con las hormonas, la fatiga crónica se pone dura, y van a necesitar descansar mucho.

 

3. Un voice note con una noticia inesperada

 

“Venme a ver la próxima semana para hablar en persona de tu resultado de la histerosonografía”, mensaje de voz de mi doctor que me llevó a crear en mi mente las peores historias. Lo que me causó muchísima ansiedad, al borde de tener un panic attack.

 

La histerosonografía es una ecografía especial para conocer mejor el interior del útero), y con esta descubrimos que tengo un septo.

 

Un septo es como un tabique que está en el interior del útero que puede llegar a dificultar un embarazo; puede interferir en el proceso de implantación e incluso provocar abortos. Esto es algo congénito y que puede corregirse con una cirugía. Me atrevo a decir que es algo que a nadie le gusta escuchar.

 

Silver lining: agradezco que esto no impidiera la extracción de mis óvulos, y también aprecio tener toda la información necesaria para poder atenderlo antes de que decida embarazarme.

 

4. Las famosas inyecciones de hormonas

 

Cada vez me sorprendo más de la capacidad que tiene el cuerpo de aguantar vara. Sin duda es el mejor instrumento que poseemos. Las hormonas sintéticas juegan un papel importante, ya que logran que los ovarios produzcan muchos óvulos durante un ciclo, en lugar de sólo uno. Esto es un bomba para el cuerpo, pues no es lo natural.

 

Entre más óvulos se produzcan, mejores oportunidades para un bebé, lo que a mí me generó mucho estrés, al nivel de desarrollar cierta exigencia con mi cuerpo. Esa enorme presión de “tener que cumplir con lo que me hace mujer”.

 

Nota:

Las inyecciones se ponen en la mañana y en la noche. Si te salen moretones y sientes ardor o comezón en la zona donde te inyectas es normal.

 

Silver lining: agradezco que con el apoyo de un amigo aprendí a inyectarme y logré vencer un poco mi miedo a las jeringas.

 

5. Bombazo para el cuerpo

 

 

Las nuevas hormonas me cobraron una factura muy cara. No había conocido el significado de fatiga crónica hasta ahora. Tuve días y noches de dolores de cabeza. Náuseas que me quitaron las ganas de comer. Me creció un pancita como de embarazada, sin estar embarazada. Creo que no hay nada más triste que eso. Cero ganas de salir de casa por el nivel de incomodidad con mi cuerpo en general.

 

En los últimos días ya estaba a punto de explotar. El dolor en mis ovarios me rebasó por lo que dormí la mayor parte del tiempo. Me sentía como una gallinita a punto de reventar. Y, a todo esto le sumo caída severa de pelo, un brote de granitos, y varias manchas en la cara.

 

Silver lining: agradezco que tuve como una mini preparación para el embarazo y el tener la oportunidad de poder dormir y descansar. Ahh, y lo bueno es que el tapabocas esconde las manchas y los granos.

 

6. El primer intento y mi salud mental

 

Cuando llegó el día de mi primera extracción, estaba en ayuno desde la noche anterior, nerviosa, con un poco de náuseas, pero lista para recibir el cocktail de anestesia y despertar con la noticia de que ya todo acabó. Yo iba con la idea de que sólo sería esa vez, pues tenía 5 folículos en cada ovario. Para mi sorpresa, me extrajeron esos 10 que tenía pero sólo cuatro habían madurado. Lo que dio como resultado en un enojo severo conmigo misma; con mi útero. Fue inevitable sentir que mi cuerpo fracasó y eso me deprimió. Una vez más fallé en lo que supuestamente una mujer “tiene que” poder hacer bien. Y, como a veces nos llueve sobre mojado, me tocó experimentar uno de los side effects comunes después de la extracción: hemorroides. ¡No, pus guau!

 

No me quedó de otra más que aceptar la realidad, seguir meditando y optar por la auto compasión para prepararme para la segunda ronda.

 

Silver lining: tuve la suerte de estar acompañada por una de mis mejores amigas. ¡Gracias Güera!

 

7. Hacerlo sola

 

Puedes estar acompañada, tener contención, pareja, apoyo familiar, psicóloga, perro, amigas, brujas… y aún así sentirte sola. Al final, nadie lo está viviendo más que tú, y los mood swings no ayudan mucho en esos días donde todo es azul.

 

Fue difícil vivir el duelo de una relación al mismo tiempo que las hormonas que habitaban en mi cuerpo. La ausencia de ese amor me tronó. Lloré y lloré y lloré mas. Me acuerdo que un día pedí sushi a domicilio, y me lo trajeron mal, y lloré como si estuviera viendo The Notebook.

 

Silver lining: agradezco lo que aprendí de mí misma en esos momentos difíciles, ya que me hicieron crecer. Aprendí a ser fuerte sola.

 

8. Mi vida se puso en pausa

 

De pronto me encontré en un limbo rarísimo. Venimos de pasar un año de pandemia, encierro, estrés, pérdidas… donde todo cambió. Aunque esté año ya estamos empezando una nueva normalidad, de alguna forma yo me seguía sintiendo paralizada, medio perdida, sin saber hacia dónde y cómo avanzar.

 

Mientras estaba con el tratamiento no podía hacer ejercicio. No podía tener relaciones sexuales. Hacía todo a medias. No tenía nada de energía para trabajar. Cancelé muchas cosas de chamba, dates, reuniones con amigos. Normalmente me encanta colaborar con otras mujeres que tienen proyectos parecidos al mío, y a todo decía que no. Me buscaron para entrevistas, podcasts, colaboraciones… Nada me parecía lo “suficientemente” importante. Estaba demasiado sensible y me daba miedo que en cualquier momento me pudiera dar un ataque de mood swings en frente de otras personas.

 

Silver lining: agradezco haber descansado del cigarro y el alcohol.

 

9. Cuando un ciclo es malo

 

Hay ciclos “malos”. Lo pongo entre comillas porque así les dicen, pero no necesariamente significa que es algo grave. A veces hay un desequilibrio hormonal. Así como hay ciclos donde ovulamos más que otros, hay ciclos donde de plano no ovulamos nada. A veces nos baja mucho unos meses y a veces menos. A veces el color de la sangre es diferente. El cuerpo de la mujer es todo un misterio para mí. El estrés, los cambios, la alimentación, muchas cosas afectan nuestro ciclo y ni nos enteramos. Normalmente no estamos acostumbradas a ultrasonidos cada mes para recibir el 411 de lo que pasa en nuestro útero.

 

Cuando pensaba que ya estaba lista para la segunda vuelta, me cancelaron el ciclo porque con todo y las primeras inyecciones de hormonas, mis óvulos no crecieron como debían. Better luck next time!

 

Silver lining: agradezco esta prueba de la vida para seguir aprendiendo a ser más paciente.

 

Tip: Una de mis amigas (que también pasó por esto) me recomendó comer mucho acaí. La maca y el té verde también son muy buenos para la fertilidad. ¡Todo suma!

 

10. Ahora resulta que me salieron quistes

 

Mi revisión después del ciclo cancelado fue otro bajón. No pude avanzar con la extracción porque me salieron quistes, por lo que mi doctor me pidió tomar anticonceptivos para poder deshacerlos más rápido. Este tipo de quistes suelen deshacerse solitos, pero yo estaba contra reloj. Mi cuerpo siempre ha odiado las pastillas anticonceptivas y no me quedó de otra más que tomarlas por un mes.

 

Más hormonas, más síntomas raros. En especial dolores de cabeza y pérdida de apetito.

 

Silver lining: agradezco que aprendí a ser mucho más compasiva conmigo misma.

 

11. El amor de un perro me cambió la vida

 

Justo cuando estaba a punto de tirar la toalla, llegó Micky a mi vida. Una cachorrita Beagle hermosísima que me regaló mi papá. Ésta maravillosa responsabilidad vino a darme mucha alegría y mucha distracción. Con su llegada dejé que pensar en todo lo que tenía que ver con mis óvulos. Me enfoqué en jugar con ella, en educarla, en apapacharla. Mi compañera de todos los días que me obligó a hacer una rutina, a estructurar mis tiempos, a salir a pasear todos los días y a hacer pausa para ver cada atardecer. Estaba en plena ola de la felicidad cuando me tocó visitar una vez más a mi doctor. En el ultrasonido pudimos ver que ya no tenía los quistes y que mis ovarios estaban listos para recibir su dosis hormonal. Así, sin pedirlo, de pronto tuve un buen ciclo y una buena camada de óvulos. ¡Yei! La tercera es la vencida.

 

Silver lining: “Life is what happens when you’re busy making other plans”. John Lennon.

 

12. Tercer y último intento, y la muerte de Micky

 

Micky, que en paz descanse, se me fue muy rápido. Con tan sólo 4 meses de edad su corazoncito dejó de crecer bien, y dos días antes de mi fecha de extracción dejó de respirar en mis brazos. Imagínense lo desecha que estaba. Mi corazón se rompió en mil pedazos. De los días más difíciles que he vivido. Las personas que no han tenido mascotas no lo entienden, pero se vuelven parte de la familia, y perderlos es como perder a cualquier ser querido.

 

Con la ayuda de mi mamá logré sobrevivir ese fin de semana, siguiendo con las inyecciones y el tratamiento de estimulación. Estaba lista para la extracción pero la tristeza me dejó entumecida. Mis ojos hinchados me delataron por lo que a las enfermeras les tocó presenciar mis lágrimas hasta que me quede dormida por la anestesia. Después de dos horas despierto con la noticia de que había sido todo un éxito. Sé que voy a sonar medio loca, igual y fueron las drogas, pero sentí a Micky acompañándome todo el tiempo.

 

Silver lining: gracias Micky por tu amor incondicional.

 

13. Hablarlo con otras mujeres

 

¿A ustedes les pasa que a veces sienten que comparten “más de lo debido” en Instagram? Me pasó esta vez que subí una foto a mi cuenta personal enseñando mi pancita mega inflamada. Al principio dudé en compartirla pero después pensé que la solidaridad que tenemos las mujeres es invencible. Fue increíble recibir mensajes de cariño de mi comunidad femenina. Aún con mujeres que sólo conozco a través de redes, darnos el tiempo de ofrecer tips, porras, palabras de cariño y apoyo a distancia es algo merecedor de valorar.

 

Silver lining: agradezco a mi comunidad de mujeres por hacerme sentir menos sola. ¡Gracias de corazón!

 

Así cierro esta historia con mucho orgullo y con un seguro de 12 óvulos congelados. Mis futuros bebés están sanos y en muy buenas manos.

 

Ahora a seguir adelante; a vivir.

 

*A quien le interese, tenemos una muy buena clínica de reproducción asistida en CDMX. Los óvulos se quedan congelados indefinidamente pagando una renta anual.

 

Clínica Nascere

5591350120

Dr. Carlos Valdespin

 

Último tip

Ya que estamos acostumbradas a que rara vez cuestionamos a los médicos, es importante conocer toda la información necesaria para poder tomar este tipo de decisiones. Apunta todas tus preguntas y dudas antes de la consulta con tu doctor.